–Mi capitán –dijo el primero de a bordo, irrumpiendo en la cabina del capitán–, nuestra nave se hunde.
–Muy bien, Mr. Spoker –dijo el capitán–, pero esa no es razón para andar a medio afeitar. Ejercite su mente un momento, Mr. Spoker, y verá que para el ojo filosófico no hay nada nuevo en nuestra situación: de esta nave (si es que se hunde) se podría haber dicho que se ha estado hundiendo desde que la echaron al mar.
–Muy bien, Mr. Spoker –dijo el capitán–, pero esa no es razón para andar a medio afeitar. Ejercite su mente un momento, Mr. Spoker, y verá que para el ojo filosófico no hay nada nuevo en nuestra situación: de esta nave (si es que se hunde) se podría haber dicho que se ha estado hundiendo desde que la echaron al mar.